kellita the señorita the ibby dibby dow: Aventuras en el Amazon

Algunos de mis momentos favoritos de este gran viaje son los que no había planeado. A veces esas experiencias sorpresas han creado las mejores historias. Creo que la vida es así. Que siempre los momentos más importantes son los que nunca hubiéramos podido imaginar antes.

Tomé un vuelo de Lima a Iquitos en la selva Amazona de Peru. La meta era ir en una lancha de Iquitos a Leticia en Colombia en el gran Amazon. Me quedé en un hostal hermoso en un bungalow tipo casa de árboles con mi compañero de piso, Henrik de Noruega. Él me dijo que tenía que ir a visitar Belén, un distrito de la provincia de Iquitos. Parte de la comunidad es una ciudad flotante en la mitad del río. Todos los libros turisticos avisan que Belén, que es una comunidad muy pobre, es muy peligroso y que touristas no deben ir alla. Similar de las advertencias sobre las favelas de Río de Janiero. Y claro que siempre hay que tener cuidado. Pero también, a veces hay que correr riesgos para ver cosas y lugares diferentes. (Creo que a veces mis padres odian este hábito mío porque puede ser mucho más peligroso. Pero también puede ser mucho mas aventurero y a mí me gusta la aventura. O sea, ¿a quién no le gusta una buena aventura de vez en cuando?)

Bueno. ¿Dónde estaba? Decidí ir a ver la ciudad peligrosa, y atando mi bolsa alrededor del cuello para cuidar mis cosas, tomé un mototaxi (¿he mencionado como me encantan los mototaxis?) a Belén. El taxista me dijo que tenía que tener mucho cuidado. Le dije que gracias y que iba a cuidarme mucho. Caminaba por el mercado y llegué a la parte flotante. Bajé las escaleras hacia la parte de la ciudad flotante para caminar entre las casas. Caminé en "las aceras" o las tablas de madera muy angostas y delicadas arriba del agua que me daban mucho miedo. Toda la gente me estaban mirando. Toda la gente me estaban saludando. Toda la gente parecía estar feliz verme en "las calles" de su ciudad. Un hombre grande me invitó entrar a su casa para visitarle. Decidí que no era una buena idea. Una señora grande me invitó almorzar en su casa. Decidí que tampoco era una buena idea. Pero, ¡qué hospitalidad!

Subé hacia el mercado de nuevo y estaba hablando con una mujer sobre los detalles de la planta de la yuca cuando nos interumpió un hombre tratando de explicarme todo en un inglés básico. Me explicó que su nombre era Lito y que era un guía de turismo y que a él le gustaba mostrar su ciudad a extranjeros. Después de tantos meses en tantas ciudades, estoy perdiendo la paciencia con esos "guías" que trabajan por su cuenta. Nunca se puede saber si son buenas personas o si se van a robar ni si es una buena idea confiar en ellos. Por eso, a pesar de todas las pruebas y los testimonios que me mostró de sus clientes satisfechos, le dije que no necesitaba un guía que solo necesitaba comprar una hamaca para mi viaje. Me dijo que sabía la señora con las mejores hamacas en Belén y aunque lo dudaba, le seguí a ver a esa señora.

Caminamos por todo el mercado y me mostró cosas que no hubiera visto sin él. Animales, comidas, mascotas, pieles de serpientes grandes, cremas de polvo de uñas de gatos y más. Me ayudó (con la ayuda de esa señora) elegir una hamaca muy buena. Y aunque probablemente pagué un precio más que normal, no me molestaba tanto. De hecho empezé a caerme bien ese hombre. Había ganado mi confianza y decidí ir con él en su tour de la ciudad flotante. Fuimos en una canoa de madera motorizada hasta que llegamos a la mitad del lago. No podía creer el tamaño de esa comunidad ni la magnitud de la vista. Había casas flotantes por kilometros y kilometros, niños en todos lados estaban nadando y reíndo y gritando. Todos los otros barquitos que nos pasaron nos saludaron con sonrisas muy grandes. Es increíble como algo tan triste (en relación de la pobreza de esa comunidad) puede ser tan hermoso al mismo tiempo.

Lito me explicó como habían construido las casas, sobre las escuelas, las estaciones y el crecido y descrecido del río cada año. Me llevó a su casa y me presentó a su padre y a su mujer, que esta embarazada con su primer hijo. Viven en una casa chiquitita sin muebles, sin electronicos, sin lujos. Consista de una sala principal con una hamaca y dos sabanas, una cocina, un baño afuera y una habitación arriba en caso de inundaciones de agua en el primer piso. Cuando llegamos, la esposa estaba haciendo su tarea. Ella es de una parte del Amazon muy lejos y nunca tenía una oportunidad de aprender a leer ni escribir. Lito esta enseñandole los dos. No tienen nada pero estan felices.

Subimos otra vez la canoa y fuimos a ver el resto de la ciudad. Le pregunté a Lito sobre las condiciones del agua en la comunidad. Me dijo que la mayoría de las casas tenían aceso a agua potable y que para los que no tenían aceso directo había programas de subsidio del gobierno para controlar los precios y hacerlo acesible a todos. Lito nunca me hablaba de los peligros de Belén. Le pregunté que porque todos me habían dicho no ir a Belén. Él me respondió que no sabía exactamente pero que creía que era por miedo. Me dijo que como cada lugar había que tener cuidado, que algo podría pasarme alla como cada otro lugar pero que también no podría pasar. Y me dijo que a veces había que correr reisgos. ¡Que genio!

Experiencias así me hacen pensar. De todo. Y me gusta pensar a veces. Es bueno para la alma. Después del tour nos despedimos y le mandé a Lito y su familia suerte y amor y me mandó cuidado en mis viajes. Y estaba feliz por haber corrido ese riesgo.